Condiciones Materiales
El entorno físico de una ciudad puede afectar en gran medida la decisión de las personas de usar la bicicleta en vez de otros modos de transporte. Las ciudades montañosas ―como Quito o Valparaíso―, y con altas temperaturas ―como Río de Janeiro―, deben tomar medidas adicionales para garantizar la comodidad de las personas en bicicleta a pesar de estas condiciones. En el Manual de Diseño y Ejecución de Ciclovías de Chile recomiendan el uso de elementos como jardineras y paisajismo con arborización. En Río de Janeiro el programa Bicicleta Brasil decreta la instalación de equipos de apoyo a las personas usuarias, como baños públicos y bebederos en lugares estratégicos.[12][13][14] Del mismo modo, el entorno construido, ―pasos elevados para peatones, escaleras, cruces de agua, etcétera― crea barreras físicas para las personas en bicicleta, obligándolas a bajarse de sus bicicletas y cargarlas o tomar un desvío largo para evitar el impedimento.
Las ciudades con una distribución de usos de suelo que requiere viajes de más de 3-5 km para alcanzar destinos clave pueden plantear dificultades a las personas en bicicleta. Además, ciertos tipos de viajes ―en particular los que incluyen llevar mercancías o viajar con niños, niñas o personas mayores― pueden ser difíciles de completar en bicicleta, independientemente de la duración. En muchas ciudades, las mujeres tienden a andar en bicicleta con menos frecuencia que los hombres porque los tipos de viaje que realizan suelen requerir que carguen bolsas, transporten a niños y niñas, y/o se detengan en varios destinos. Una bicicleta tradicional puede resultar más difícil de usar para este tipo de viajes.